VI Festival Música de Cámara: «Cancionero del rey»

25 ABR 2023 / 19:00 HRS

“Nano Stern y Ensamble La Misola” interpretaron obras del renacimiento español, en la segunda fecha del ciclo que, en está ocasión, se realizará la Parroquia Los Castaños (Av. Vitacura 7401).

Para más información, puedes escribir al correo lomattacultural@vitacura.cl y al teléfono 222 403 610.

  • 25 ABR 2023 / 19:00 HRS

Entrada liberada.

INTÉRPRETES: «Ensamble La Misola»

Gina Allende, directora y vihuela de arco

Nano Stern, canto-nyckelharpa

Florencia Bardavid, vihuela de arco-canto

Cristián Carvacho, percusión.

Sergio Candia, flautas renacentistas.

Cristián Gutiérrez, vihuela de mano-guitarra. Barroca  Gina Allende, dirección- vihuela de mano.

 

PROGRAMA

¨Más vale trocar¨ canciones de la España renacentista:

Juan del Encina (1468-1529) – Más vale trocar

Lope de Baena (1476-1506) – Arcángel San Miguel

Anónimo (SXV o SXVI) – A dónde tienes las mientes

Diego Ortiz (1510-1570) – Recercada Quinta sobre La Spagna

Juan del Encina Daca – Bailemos, Carillo

Alonso de Mondéjar (fl.1502) – Amor quiso cativarme

Anónimo (SXV o SXVI) – Ora baila tú

Diego Ortiz – Recercadas Tercera y Quarta sobre La Spagna

Anónimo (SXV o SXVI) – O Castillo de Montanges

Jacobus de Milarte (fl.1482) – Vamos, vamos a cenar

Pedro de Escobar (1465-1535) – Ojos morenicos

Anónimo (SXVI) – Si la noche haze escura

Alonso de la Plaja (fl.1500) – Niña, erguídeme los ojos

Cancionero de Uppsala SXVI – Ay luna que reluzes

Anónimo (SXV o SXVI) – Cansados tengo los ojos

Anónimo (SXV o SXVI) – Vuestros ojos morenillos

Diego Ortiz – Recercada Sesta sobre La Spagna

Cancionero de Uppsala SXVI – ¡Ay de mí, qu’en tierra agena!

Francisco Millán (fl.1500) – O dulce y triste memoria

Juan del Encina Romerico – Tú, que vienes

Cancionero de Uppsala SXVI – Si n’os hubiera mirado

(Garcí Sanchez de) Badajos (fl.1480) – Sospiros, no me dexéis

Francisco de la Torre (c.1460-c.1504) – Danza Alta

Juan del Encina – Un’ amiga tengo hermano

Sobre el concierto:

Más vale trocar, es un trabajo de interpretación que experimenta la sonoridad característica de la música cortesana renacentista en España y sus posibles vínculos con las prácticas populares que no sólo se daban fuera de palacio, sino que viajaron en tiempos de la conquista a este lado del mundo y se enraizaron a través de sus textos y sonidos.

La resonancia entre las texturas propuestas por las obras, unas veces polifónicas y otras con aires de danza o de canción, y los instrumentos y voces son el sello de este concierto cuya propuesta se centró en estilo de canto sin el timbre de la voz formada en la academia, sino aquel de la música tradicional o popular que transita de lo sutil a lo áspero. Una voz que simplemente canta sus cuitas de amor, su dolor o festeja en la danza o en la canción.

También la ornamentación, como una práctica insoslayable de la música que tiene un pie en la escritura y otro en la oralidad se manifiesta a través de las disminuciones o glosas al estilo de Ortiz o de Ganassi, los dos grandes referentes del siglo XVI en lo referido a la ornamentación de una o más voces en una obra polifónica. Dialogan estas ornamentaciones preparadas con los recovecos del adorno plenamente improvisado, que nace mientras suena la música, cuando las voces intercambian pareceres. Una provocación entre músicos que quieren probar su maestría en el instrumento.

Junto con ello y asumiendo los roles percusivos están los parches y las cuerdas pulsadas, especialmente la guitarra, que forma un dúo con el darbuka o algún tambor o cascabel y otras veces es el acompañamiento de una canción que habla del amor o la desesperanza.

Nuestra ventaja de ser hispanoparlantes nos “da permiso” de saborear el texto, no sólo en su pronunciación, sino en lo que éste implica. El peso de decir “es dulce el morir” o “dame nuevas de mi vida”, saber cuándo se juega con las palabras y cuándo se revela lo más profundo de un sentir.

En esto último la participación de un canto-autor -podríamos decir heredero de los canto-autores de hace más de 500 años- es crucial, ya que nuestro cantante tiene cotidianamente la experiencia de interpretar sus propias canciones, no sólo aquellas de las cuales ha compuesto la música, sino además el texto. ¿Acaso no fue ese el diario vivir de un Juan del Encina en sus andanzas por el teatro?

En este concierto no queremos contar una historia de la música del renacimiento, sino experimentar esa historia a través de entes vivos como lo son las piezas musicales, que despiertan, sin importar cuánto tiempo llevan dormidas, en las cuerdas, parches, soplidos y voces de quienes resonamos con ellas, a más de quinientos años de distancia.

Gina Allende Martínez